En esta edición de la Copa ninguno de los clubes considerados grandes e históricos alcanzó una final que disputaron el Sevilla FC y el CE Sabadell.
El cuadro sevillista, que jugaba por primera vez en Primera división y estaba dirigido por Moncho Encinas, tenía en sus filas a jugadores como Guillermo Eizaguirre, Fede Saiz y Campanal así como José López y Miguel Torrontegui.
El Sabadell era un equipo de Segunda División que ese año rozó el ascenso. El conjunto estaba dirigido por Juan Tena y contaba con futbolistas de peso como el capitán Ángel Calvet que luego jugó con el Europa en Primera, José Argemí que más tarde se marcharía al F.C. Barcelona, los hermanos Parera, Manuel y Ramón, que también acabaron en el equipo de la Ciudad Condal.
Lo mismo que Miguel Gual (mermado físicamente en la final) quien era el referente en el ataque de un equipo que fue el que puso más fútbol en una final donde, más que el buen toque del balón, predominaron los nervios.
Los sevillanos alcanzaron la final tras dejar en el camino al vigente campeón, el Madrid FC, gracias a un tanto de Campanal en el estadio de Nervión. A continuación derrotaron al Athletic de Madrid y en semifinales a Osasuna.
Por su parte el Sabadell eliminó al Celta de Vigo tras ganar a los gallegos en el choque de vuelta por 5-0 con tres tantos de Manuel Parera. En cuartos se impusieron al entonces vigente campeón de Liga, el Betis, con una victoria en casa por 2-0. Y en esta última ronda doblegaron al Levante tanto en Valencia como en la Creu Alta.
En 1935 los equipos de Primera entraron en el torneo después de haberse disputado varias rondas previas de clasificación. Primero tuvieron lugar los cinco campeonatos regionales: la Copa Vasca, el Campeonato Catalán, el campeonato Centro-Aragón, el Levante-Sur y el Gallego. Los campeones y subcampeones pasaban directamente a octavos y enfrentaban sucesivas rondas clasificatorias.
Para esperar la gran cita, el Sabadell se concentró en El Escorial durante tres días mientras que el Sevilla prefirió llegar el día antes.
La final se celebró en el estadio Chamartín un 30 de junio de 1935 y estuvo arbitrada por el famoso Pedro Escartín. En el primer tiempo, el Sabadell fue castigado con un «penalty». Lo tiró Euscalduna, dando el balón en un poste.
De todas formas, al descanso se llegó con 1-0 para los sevillistas gracias a un tanto de Campanal que superó de cabeza al portero catalán Masip.
En el minuto 76 Campanal avanzó hacía el área rival y antes de llegar a ella disparó con fuerza y precisión un balón ante el que Masip no pudo hacer nada. A poco de la conclusión Bracero consiguió el tercero al rematar de cabeza otro buen centro de López.
Por primera vez desde 1931 el propio Jefe de Estado, en este caso Niceto Alcalá-Zamora, fue el encargado de forma personal de entregar a Eizaguirre la Copa del Presidente de la República.